lunes, 3 de febrero de 2014

Perú - Ecuador: los indígenas en la Guerra del Cóndor*

Entre la hipocresía y el olvido


Por: Jorge Fava


1.- Introducción

En el mes de febrero de 1995 tuvo lugar el conflicto fronterizo entre Perú y Ecuador conocido como “La Guerra del Cóndor”, en alusión al nombre de la cordillera amazónica donde se desarrollaron los combates. A lo largo de estos 78 kilómetros en disputa y durante 20 días, los pueblos indígenas asentados a ambos lados de la frontera fueron víctimas de una red de intrigas y maniobras por parte de los ejércitos, tanto peruano como ecuatoriano, que hoy, transcurridos más de cuatro años de aquellos eventos y en el marco del reciente encuentro entre ambos presidentes,[1] pretendemos repasar brevemente.

2.- Carne de cañón

Nadie que conociera la compleja situación interétnica amazónica de aquella época, el pensamiento político de las organizaciones indígenas, sus intereses comunes, las reivindicaciones culturales, la problemática de las etnias que quedaron divididas por fronteras nacionales y los eternos reclamos de sus tierras ancestrales –usurpadas por colonos y empresas petroleras multinacionales patrocinados por los Estados a ambos lados de la frontera-, etc., que los pueblos indígenas llevan adelante ante los gobiernos  de Perú y Ecuador, podía, sinceramente, creer en la espontaneidad de los arranques “nacionalistas” que por aquellos tiempos algunos líderes aborígenes manifestaron, en una guerra cuyas motivaciones eran, cuanto menos, una “abstracción” para sus pueblos. ¿Qué se escondía, entonces, detrás de estas contradictorias actitudes indígenas? Las leyes de reclutamiento, más la manipulación e incentivación de viejas rivalidades intertribales por parte de los ejércitos nacionales con el objeto de lograr la participación indígena en el conflicto,[2] no sólo constituyó un recurso despreciable, sino también una metodología altamente perjudicial para las etnias participantes, ya que las mismas eran integradas en patrullas[3] que actuaban de punta de lanza en las zonas más calientes del conflicto -el que en buena parte de su desarrollo se había convertido en una guerra de guerrillas-, transformando en consecuencia a las aldeas indias en objetivos militares en extremo vulnerables.[4]

Patrullas shuar conocidas como "Iwias", Ecuador (foto forosperu.net).

3.- Prensa y exotismo

Pero la que debió ser la alternativa a tanto manejo informativo, es decir la prensa independiente, se enredó -al menos buena parte de ella- en consideraciones banales sobre el “exotismo” de los combatientes indígenas y sus prácticas guerreras. Así, detallados dibujitos e interminables referencias a rituales tribales –tergiversados la mayoría de ellos- con los que supuestamente los “brujos” indios combatían a sus enemigos (peruanos o ecuatorianos, según sea el caso), llenaron las páginas de los diarios tornando toda esa (des)información en un epítome de lugares comunes tan estúpido e innecesario como la guerra que pretendían relatar. Pero, ni una palabra fue escrita o dicha, por aquel entonces, que apuntara a descifrar la gran hipocresía que detrás del reclutamiento indígena se escondía, poniendo así en evidencia a aquellos que en esa especial coyuntura llamaban “nuestros héroes” a los mismos indígenas que, bajo el imperio de otras circunstancias, no pasarían de ser unos “ignorantes e indolentes”, merecedores de todos los desprecios, injusticias y de la más descarnada explotación.

A poco de concluida la guerra, la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) denunciaba los efectos devastadores que el conflicto había tenido sobre las etnias shuar, achuar, siona, secoya, cofán, shiwiar y quichua, asentadas en la zona de combate y reclamaba del Estado una urgente asistencia a las comunidades indias que debieron trasladarse huyendo de la guerra.[5]

Pero, una vez acallados los fusiles, el silencio, que en esta como en otras tantas ocasiones es cómplice del olvido, tornó invisibles a los ojos de funcionarios, militares y  sociedad civil, a aquellos que, por obra de las necesidades de la “Patria” (la de ellos), habían sido, aunque sólo sea por 20 días, “nuestros héroes”.



* Publicado en la revista Tesis 11 Internacional. Nº 48. Buenos Aires, sep-oct. 1999.
[1] Los mandatarios de Perú, Alberto Fujimori, y de Ecuador, Jamil Mahuad, se encontraron en Lima entre los días 12 y 14 de agosto de 1999, en la que fue la primera reunión desde que los dos países firmaron la paz.
[2] Esta metodología registra antecedentes en la lucha contrainsurgente en el Perú.
[3] Tal era el caso de las patrullas shuar del Ecuador conocidas como “Iwias” (diablos de la selva), o las patrullas de rastrillaje con participación indígena que, según versiones, utilizaba el ejército peruano, algunas de ellas formadas sobre la base de las militarizadas rondas de autodefensa –caso de los asháninkas- entrenadas en la lucha antiguerrillera contra las organizaciones armadas de Sendero Luminoso (SL) y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA).
[4] Según informes de fuentes militares ecuatorianas, la aviación peruana bombardeó una aldea shuar ubicada en la línea de frontera (diario Clarín. Buenos Aires, 08/02/95).
[5] La Asociación de Derechos Humanos, con sede en Quito, calculaba en más de 15.000 los desplazados por la guerra, incluidos indígenas, en especial mujeres y niños, sólo en las dos primeras semanas del conflicto (diario Clarín. Buenos Aires, 20/02/95).


CÓMO CITAR ESTE ARTÍCULO:

FAVA, Jorge: 2014 [1999], “Los indígenas en la Guerra del Cóndor. Entre la hipocresía y el olvido". Disponible en línea: <www.
larevolucionseminal.blogspot.com.ar/2014/02/los-indigenas-en-la-guerra-del-condor.html>. [Fecha de la consulta: día/mes/año].